jueves, 7 de enero de 1999

CASA 44

Parcela en esquina. 
Decidimos abrir las vistas de la casa hacia la máxima dimensión. 
La diagonal que se prolonga con las calles adyacentes. 
Un abanico de muros de carga ordena el programa desde uno de los vecinos hasta el otro. 
Recorridos de zonas de menos a mas  privadas, atravesando esos muros a través de un paseo arquitectónico. 
En la primera zona resultante un patio protege la entrada peatonal y rodada del viento dominante. 
La segunda contiene comunicaciones y servicios. 
La tercera el estar vinculado a la diagonal máxima del jardín y con doble altura que lo comunica con estudio-habitación superior.  
En la esquina sur situamos un espacio misterioso, de referencia, luminoso, de brillos de hojas, que recoge miradas, que calma el alma, que atraviesa los muros, que deja pasar el aire,... 
donde una árbol de hoja caduca y el sol marcan las estaciones y los días y las horas... 
El abanico se rompe al sur e introduce la luz del sol resbalando a través de las costillas-paredes. 
Las habitaciones aparecen a modo de puente sobre planta baja. 
Los desplazamientos entre plantas crean porches y dobles alturas. 




  




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